Acabo de terminar de leer el libro “Cometas en el cielo” de Khaled Hosseini, una bella y dura historia sobre la amistad de 2 niños con el marco de fondo de un Afganistán, que no tiene nada que ver con el que conocemos ahora a base de telediarios y titulares televisivos.
La historia de Amir y Hassan, 2 niños de 12 años, con condición social distinta, pero no distantes, unidos por la amistad, la convivencia cotidiana y otros elementos ajenos a ellos mismos. Esa amistad que se ve traicionada por un hecho fortuito que tendrá consecuencias el resto de sus vidas. Pero como dice el propio libro, aunque referido a las películas, “en Estados Unidos no debe revelarse jamás el final y si lo haces serás despreciado y deberás pedir perdón con todas tus fuerzas por haber cometido el pecado de “estropear el final”. Sin embargo, en Afganistán lo único que importaba era el final, lo que querían saber era si habia un final feliz”. No seré yo quien te cuente el final. Merece la pena recorrer el camino, insisto de esta bella y dura historia.
En ese camino encontrarás preciosas descripciones, que entrarán por todos tus sentidos, vista, olfato, gusto, tacto y oido. Encontrarás sensaciones para tus emociones tales como: “… entrecerrando los ojos para evitar la luz del sol y sonriendo como si el mundo fuese un lugar bueno y justo”. O esta otra: “Tranquilidad es paz, calma, bajar el “volumen” de la vida”. “El silencio es pulsar el botón de “off”.Apagarlo. Todo.” Para en otro momento llegar a leer “Caminaba como si le dise miedo dejar huellas a su paso. Se movía como si no quisiera desplazar el aire que había a su alrededor. Básicamente dormía”. “…permanecia en silencio, el mundo no lo estaba” Y por su puesto la insuperable, “Por ti lo haría mil veces más”
“Corrí con el viento en la cara y con una sonrisa en los labios tan ancha como el valle del Panjsher. Corrí.”
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